Saludos y Paz
Nos adentramos de nuevo en una imagen religiosa de tintes milagrosos, de origen desconocido y de veneración popular. Se trata de la imagen de la Virgen de las Caldas y de todo el enclave donde se encuentra, origen desde la antigüedad de presencia humana y carácter terapéutico. No es de extrañar pues que las primeras noticias que podemos tomar y recogidas por escrito destacan las de Fray Alonso del Pozo del siglo XVIII que nos habla de un origen desconocido de la talla de la Virgen del Santuario afirmando que no se sabe si es “parecida o fabricada” como suele ocurrir en las demás tallas de este estilo en Cantabria. El propio enclave donde se sitúa la presencia del Santuario y de donde toma su nombre, es un lugar ya conocido desde la época romana por la presencia de un manantial de aguas termales usado por sus virtudes terapéuticas. De nuevo la presencia de un elemento mágico como es el agua, la presencia de fuentes con propiedades milagrosas tan profusamente adoradas en épocas pretéricas y , a menudo, habitadas por seres mágicos, primigenios como podemos observar en la mitología celta y, por extensión, en la propia de Cantabria. Esta presencia de aguas terapéuticas llevo a crear en el siglo XIX el primer balneario de Cantabria y de la presencia de una Ermita con una extendida fama de milagrosa y una talla de origen desconocido promovió la creación de un Santuario partiendo de ella.
De la presencia de milagros en el entorno y de hechos sobrenaturales ya el propio don Fray Alonso del Pozo nos narra acaecido en 1564 con un cerramiento espontáneo de la propia capilla ante la inundación del lugar de culto a la imagen. Algo curioso de este enclave es la que cuando los dominicos tomaron posesión de la ermita de las Caldas hallaron en ella un libro o tabla donde se recogían multitud de hechos milagrosos ocurridos por intercesión de la virgen y, más recientemente, los encontramos referidos en muchos casos la accidentes ocurridos en la famosa carretera de las Hoces, conocida por todos los cántabros por su dificultad y accidentalidad. Otro hecho curioso donde los haya es la pigmentación primitiva de la talla de la Virgen de las Caldas puesto que, aunque ha sido restaurada en varias ocasiones, su color originario era el oscuro. Se trata de una virgen de las denominadas “negras” , una de las dos que hay en Cantabria y que la propia cultura popular así recuerda en diferentes coplas donde la describen como la virgen “morena” y que puede dar lugar a muchos comentarios acerca del porqué de esta pigmentación.
Os animo pues a visitar la morada de la Virgen de las Caldas porque merece la pena conocer este Santuario, su majestuosidad y la presencia de la Virgen en su interior tan pequeñita en comparación con el templo que la guarda, reflejo quizás de la importancia para Cantabria de la misma tanto por sus milagros como por la devoción que la propina el pueblo de Cantabria . Que nuestra visita nos lleve ante su presencia y que su imagen nos ilumine en el camino que dia a día recorremos en este mundo plagado de misterios y luchas.
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