lunes, 30 de junio de 2008

HISTORIA Y LEYENDA DE LOS PATRONOS DE SANTANDER

En la cripta de la Catedral, allí donde se ora y se medita, lugar santo donde convergen desde tiempos remotos la unión de lo humano y lo divino, allí podremos ver con suerte la presencia de hornacinas con forma esférica, reliquias de tez plateada como la más bella espada y trabajadas con el más dulce de los cariños. En ellas se encierra la historia y la leyenda, la oración y la Fe de un pueblo devoto que elevo la imagen de los Santos San Emeterio y San Celedonio a la bandera que representa a todos los cántabros. Que la Catedral guarde en sus entrañas hasta el final de los tiempos las reliquias de los santos como imagen viva de un pueblo y su historia...

Saludos y paz


Todo el mundo que se haya preciado de haber pasado temporadas en Santander habrá oído alguna vez narrar la vieja historia de las reliquias más preciadas que se guardan en nuestra capital: las cabezas de los santos San Emeterio y San Celedonio. Éstas gozan de tal popularidad e importancia que abarcan más allá de los límites de Santander para extender su fuerza a toda Cantabria al aparecer en nuestra bandera regional en un lugar destacado. Tanta es la fuerza que desprende su leyenda que el propio nombre de Santander podría derivar del nombre de uno de los santos decapitados; (Sancti Emetherii > Sancti Emderii > Sanct Endere > Santendere Santanderio > Santander es la secuencia generalmente aceptada).


Cuenta la tradición que Emeterio y Celedonio eran oriundos de Calahorra (La Rioja), hijos del centurión y mártir Marcelo) y que militaron en las legiones romanas, pero las abandonaron profesando públicamente la milicia de Cristo, estos hermanos formaron también parte de las legiones romanas hasta que se decretó la persecución de los cristianos. Decidieron entonces entregarse al procónsul de Calahorra declarando su fe y aunque fueron encarcelados y torturados nunca renunciaron a su religión, por lo que fueron condenados a morir decapitados en las afueras de la ciudad, junto al río Cidacos, afluente del Ebro, sufrieron el martirio y fueron decapitados un 3 de marzo del año 300. Se cuenta que antes de morir, Emeterio lanzó al aire su anillo, y Celedonio su pañuelo, que ascendieron hacia el cielo a la vista de todos. Sigue la tradición diciendo que fueron transportadas en una barca de piedra para proteger ambas reliquias del avance musulmán. Llegaron a Santander, después de dar la vuelta a la Península, chocaron y atravesaron una roca en la entrada de la bahía (actual Isla de la Horadada) y se instalaron en la cueva bajo la primitiva iglesia del Cerro de San Pedro (Somorrostro). El monasterio existente en dicho lugar los tomó como patronos, colocando sus efigies en el escudo de la iglesia.Allí quedaron sepultados sus restos. En unas excavaciones realizadas en 1531 se hallaron y se encerraron en los actuales relicarios y se expusieron al culto en el templo donde ahora reposan.


Una vez más encontramos en el corazón mismo de la gran ciudad una muestra del misterio que nos rodea, de esa historia que nos está esperando, ese retazo de leyenda que hay que recuperar para no olvidar que toda historia se fundó en una leyenda, en un misterio, en una tradición.... que ha llegado hasta estos días de materialismo y hedonismo. Recuerda lector, que la próxima vez que escuches la palabra “Santander” proviene de una historia, leyenda, tradición...de un Santo cuya cabeza reposa desde hace siglos a pocos metros de donde quizá pasas todos los días...saludos



Para más información la web:Para más información la web:
http://www.diocesisdesantander.com/, http://www.cantabriajoven.es/
(foto extraída de la web) y como siempre para más y mejor información de este artículo y de Cantabria en la red en la revista de CAJA CANTABRIA: http://www.cajacantabria.com/


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