lunes, 8 de diciembre de 2008

LAS LUCES DEL CANTABRICO

Hoy el viento del misterio nos lleva hasta la más absoluta oscuridad, aquella que mana del mar y de sus insondables abismos. He revisado los cuadernos de bitácora de mi caminar y en ellos me he encontrado con una imagen que siempre me ha sobrecogido y a la que he admirado: el Faro. El faro como símbolo de luz en la más absoluta oscuridad, como imagen atávica de la soledad del farero y su inmensa labor. En esta tierra bañada por casi doscientos kilómetros de mar, era el momento de que nuestra nave se recorra los Faros de Cantabria. La soledad del farero, la señal de esperanza de su luz, los naufragios que han evitado, los muertos que han llegado a su vera....todo ello hace que considere a la imagen del Faro y el Farero como una imagen mágica de Cantabria, como lugar mítico y mágico que no debemos dejar pasar ante la atonía de su silenciosa y valiosa labor. Busquemos pues juntos en la más oscura noche la luz que nos ha de guiar a buen puerto, la luz que nunca nos ha de fallar...

Saludos y paz

Desde siempre me han ejercido una atracción importante la figura del faro y todo lo que abarcaba, Su mera imagen revela la soledad, la quietud, el romanticismo, la imperturbabilidad de lo intemporal; no es de extrañar, querido lector, que los faros hayan sido objeto durante los siglos de leyendas presentes en sus largas noches y en su constante lucha por guiar a los hombres de la mar a puerto seguro evitando la muerte en rocas y acantilados como los que bordean Cantabria. Desde el extremo norte de Europa donde reposa el mítico y misterioso faro de islas Flannan al faro más austral del mundo situado en Chile en la isla de Hornos, sus historias han plagado libros de misterio y de leyendas. En Cantabria nos encontramos en la actualidad con ocho faros en funcionamiento y uno inutilizado, si bien algunos son considerados técnicamente como “balizas”, para nosotros siempre serán faros: Faro de Cabo de Ajo, el de Mouro, el de Castro Urdiales, el faro de la Cerda, el de Cabo Mayor, el del Pescador, el de Santoña y el de Suances.

Cada uno tiene su historia, cada uno tiene sus curiosidades si bien no dejan de ser elementos de referencia para los hombres de la mar, en la actualidad la mayoría se han automatizado y se controlan desde Santander de forma remota despareciendo la figura del farero y su vida, en la mayoría de los casos, en islotes aislados al albur de algún temporal o de la niebla que inunda de vez en cuando nuestro embravecido mar cantábrico. Dentro de la espectacularidad visual que encontramos en ellos, cuentan las crónicas mistéricas a modo de curiosidad, de la presencia de psicofonías captadas en el faro de Cabo Mayor de Santander quizá consecuencia de su descichada labor como atalaya desde donde se arrojaban durante de la Guerra Civil a hombres y mujeres para asesinarles. También curioso e ilustrativo de la vida del farero y las complicaciones de su aislamiento y trabajo, destacar que en el Faro de la isla de Mouro una tempestad arrastro al farero y su familia. Sirva este artículo en su honor.

Aquí acaba mi pequeño homenaje a los faros de Cantabria, parte de nuestra historia y de nuestra idiosincrasia , si alguno conoce de historias o leyendas ponérmelas en algún comentario para poder ampliar en el futuro este artículo y así conocer más a fondo los misterios de nuestros (en muchos casos olvidados) faros. Que la luz de los Faros de Cantabria ilumine nuestro caminar querido lector....hasta la próxima.


Para más información la web: www.portalcantabria.es
(fotos extraídas de la web www.balderfar.blogspot.com y www.flickr.com) y como siempre para más y mejor información de este artículo y de Cantabria en la red en la revista de CAJA CANTABRIA:
http://www.cajacantabria.com/

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