domingo, 9 de junio de 2013

El FARO DE CABO MAYOR: EL RECUERDO DEL MIEDO

En este verano lluvioso que nos acompaña en Cantabria, he querido acordarme de un lugar presente en el subconsciente de todos los santanderinos y, por extensión, de todos los cántabros. Se trata de un lugar que ha quedado en el imaginario colectivo como un reclamo turístico y, a la vez, como un lugar imprimado de todo aquello que no debemos olvidar para no volver a repetir. Se trata del Faro ubicado en Cabo Mayor y hoy contaremos su historia...
 
Saludos y paz
 
Como hemos escrito ya en otras entradas de este mismo blog, los faros son lugares mágicos en sí mismo, lugares caracterizados por el aislamiento y la soledad, por la íntima presencia de la fuerza del mar intentado romper con su fuerza la tierra sobre la que se asientan. Hemos contado ya algunos de los terribles sucesos acaecidos en diversos faros de Cantabria -como la muerte de la familia del farero en un tempestad en el situado en la Isla de Mouro- , así como la incontestable belleza que rodean a estos gigantes en sus promontorios y que suponen una mezcla singular entre la belleza y la melancolía que sería capaz de llenar horas y horas de apasionada escritura.
 
 
El caso singular que nos ocupa hoy es la presencia en el Faro de Cabo Mayor de un monolito erigido una vez finalizada la Guerra Civil en Cantabria como recuerdo a todos aquellos que como represalia por pensar de otra manera -el absurdo de una incivil guerra- fueron arrojados a la mar en un viaje sin retorno hacia la eternidad del mar cantábrico. El enclave del faro no deja de ser sino impresionante, con caídas a la mar de más de 30 metros, riscos barridos constantemente por los vientos del mar, las olas batiéndose en duelo eterno con riscos modelados por milenios de lucha contra el feroz mar cantabrico...convirtiéndose en un idílico paisaje para el turista y , a la vez, lugar idóneo para que las mentes de los hombres más perversos conviertan en cementerio de sus hermanos.
 
No entraremos en este blog a determinar pasajes de la historia donde la masacre se produjo a partes iguales convirtiendo la guerra civil en la más incivil de las guerras. Sea este blog homenaje a todos aquellos que murieron en la privilegiada atalaya del Faro de Cabo Mayor , unos y otros, hermosas marionetas en un conflicto, vieron como esa hermosa vista se convirtió en testigo mudo de su desdicha. En dicho lugar se llevaron a cabo hace años en recuerdo de todos los fallecidos engullidos por el mar cantábrico, grabaciones para comprobar que efectivamente esa energía de aquellos muertos por la barbarie seguía impregnando el lugar. No he conseguido acreditar dicha información pero es vox populi en Santander que dichas grabaciones se llevaron a cabo y, como resultado de las mismas, surgieron psicofonías que confirmaron este bellos paraje como testigo eterno de esas almas que dejaron sus vidas en el más absoluto anonimato.
 
Es pues este Faro de Cabo Mayor ejemplo de belleza sin igual y al mismo tiempo vestigio eterno de la barbarie y de las energías que impregnan estos lugares involuntaramente convertidos en mágicos por la atroz mano del hombre.
 

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